viernes, 3 de febrero de 2012

¿Cómo funciona Google?

Por: Stephany Paz

Google es el motor de búsqueda más visitado del mundo, su funcionamiento es un poco complejo, y está conformado por distintos componentes:

Uno de ellos es el Google Spider/Bot, un programa que durante todo el día recorre la web buscando nuevas páginas y nuevo contenido para analizar y mostrar en los resultados. No los indexa todavía, porque no tiene ninguna petición. Simplemente los recoge y los envía al Crawler, que se encarga de analizarlos y guardarlos en su base de datos.

Foto: Comunica2.0

Este proceso sucede constantemente, y Google sólo muestra resultados que ya tiene almacenados. Así que si la página no ha sido previamente rastreada y analizada por el Crawler, no aparecerá jamás en los resultados de búsqueda.

Para poder analizar el mayor número posible de páginas en internet, el Spider empieza por las páginas que ya tiene en el índice y sigue sus links, llega a otras páginas y continúa entrando a sus links.

Foto: Cach

Google se basa en el sistema PageRank, la cual coloca a los resultados más importantes en primer lugar en la búsqueda, es decir, los ordena en el índice respecto de una palabra clave. Mide de forma objetiva la importancia de las páginas web y se calcula que resuelve una ecuación de 500 millones de variables y más de 2.000 millones de términos.

Enlace

Foto: PageRank

¿Cómo buscar en Google?

Usa comillas “ ”, esto sirve para buscar una palabra o frase exacta

Usa +, para buscar varios términos

Usa OR, para buscar uno u otro término

Usa -, para no incluir ciertas palabras


Revisa estos enlaces:

¿Qué es y cómo funciona google?

¿Qué es google?


Vídeo: Explicación del algoritmo de Google


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martes, 31 de enero de 2012

Discriminación de la mujer en la publicidad

Una de las formas de discriminación más evidente a la que se ven sometidas las mujeres es en la publicidad. Deben permanecer jóvenes, delgadas, sumisas y ocupando el rol de ama de casa.

Los mensajes repiten e idealizan, que sus puestos en la sociedad, en el hogar y en la empresa están condicionados por el brillo de su cabello, por lo bien que huelen o por lo eficaces que son comprando un limpiador u otro.

Si se expone a un análisis la publicidad emitida por los medios será fácil distinguir que la mayor parte de anuncios tienen mensajes explícitos e implícitos que disminuyen a la mujer y la ponen al mismo nivel de un objeto o no la describen ocupando los mismos roles que los hombres.

Un estudio sobre publicidad realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid dio como resultado que en el 23,9% de los casos la recompensa que se ofrece al consumidor del producto anunciado es la satisfacción sexual, seguida por el prestigio social con el 13%, y la amistad con el 4.3%. En el 40% de los anuncios, la mujer se presenta como objeto sexual.

Esto nos da cuenta que además de utilizar a las mujeres como objetos de consumo, se legitimizan ciertos estereotipos, es decir son patrones culturales que definen ciertas características dentro de una sociedad. Así por ejemplo tenemos el estereotipo de las rubias tontas o de los futbolistas negros.

Es así que la publicidad reafirma no solo ciertos cánones de belleza, sino también roles y estereotipos sobre la mujer, por esto, cuando se analiza o juzga la imagen de una mujer, la impresión y opinión están condicionadas a prejuicios y estereotipos con los que hemos sido socializados. Muchos de estos estereotipos no encajan con las mujeres actuales y, menos aún, con las que se son verdaderos íconos sociales.

Gallup y Robinson, una firma de publicidad y de investigación de mercados, confirmó que el uso del erotismo es una de las técnicas más efectivas de publicidad. Pero a pesar de ser una técnica eficaz viola varios de los derechos humanos, como el derecho a la igualdad, libertad, entre otros.

La estrategia subliminal trabaja con la relación entre primer plano y segundo plano como metáfora de la parte consciente e inconsciente del individuo. Habitualmente lo subliminal es explotado para productos como el tabaco, el alcohol, la lencería, etc. Un ejemplo de esto lo tenemos en el anuncio de Brochas Wilson, donde usan primeros planos del cuerpo de una mujer para compararla con la brocha de pintura.

Para Paola Cerón, comunicadora, la publicidad no vende un producto, sino el éxito social, la competitividad, el éxito personal e incluso una idea de progreso y perfección.

Varios de los mensajes publicitarios emitidos en los medios tienen contenido que atenta contra la dignidad de la mujer y la categorizan como objeto. Tratan de imponer unos cánones de belleza en el que para sobrevivir dentro del modelo de sociedad machista, la mujer debe ajustarse al prototipo que se le asigna.

Es deber de los ciudadanos y sobretodo de las mujeres, el denunciar este tipo de discriminación. Así por ejemplo en Ecuador está la ley de La Ley contra la Violencia a la mujer y la familia, La Ley Orgánica de Salud, la Constitución del Ecuador en su artículo 19, etc.

Notas Relacionadas:

La mujer en la publicidad

La mujer y el hombre en la publicidad televisiva

Violencia de género y publicidad sexista en los medios

Ver vídeo:

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jueves, 12 de enero de 2012

Periodismo ciudadano

¿Existe en realidad el periodismo ciudadano?

Alguien ha pensado alguna vez, ¿cómo es que las personas tienen un criterio diferente con relación a los mismos temas? En algunos casos son las vivencias previas, pero en otros, es a causa del nivel (calidad y cantidad) de información al que han accedido.
Esa información anteriormente era solo de acceso para los periodistas quienes decidían qué publicar y qué no. Hay casos en los que se ha mantenido así, pero con el aparecimiento de las nuevas tecnologías ahora le gente puede dar a conocer fácilmente a través de la web, lo que los medios de comunicación omiten.
Aunque al parecer las cosas podrían estar mejor, la calidad y el tratamiento que se le daba a la información, ya no son los mismos. “La cantidad ha aumentado, pero la calidad ha disminuido”, según Jorge Iván Melo, director regional de
Teleamazonas.
Esto demuestra que la labor periodística “va más allá de dar una simple información, uno es el periodista y otro el ciudadano”, comenta
Diego Lituma, productor de Día a Día.
Los medios de comunicación tienen la capacidad de incidir en la sociedad a la que comunican, se convierten en líderes de opinión. Los mismos ciudadanos recurren a la prensa cuando es necesaria una información verificada.
Pero si es así, entonces ¿por qué llamarlo “periodismo ciudadano”? El trabajo del ciudadano no puede ser equiparable al de un periodista. El primero puede ser un informante, quizás reportero; pero el periodista debe ir más allá: dar un equilibrio y contraste a la noticia, verificar la información, hacerla precisa, clara y rigurosa.
“El proceso periodístico requiere destrezas para darle forma y no solo una información”, dice el director regional de Teleamazonas. El periodismo va más allá del simple uso de las nuevas tecnologías, no implica solo el manejo de redes sociales o de smartphones.
La información que recibe la gente construye, da elementos para entender el mundo y sobre esa base tomar mejores decisiones y adoptar un criterio. Por ello, la información que transmiten los medios de comunicación debe ser inteligible, clara, equilibrada, contextualizada, veraz, contrastada, precisa, objetiva (hasta donde es posible como seres humanos) y concisa. La información de un ciudadano no siempre cumple esos requisitos.
Por ejemplo: “
#traficoquito trabajos en la #simonbolivar de asfaltado y reciclado en la entrada a uide en ambos sentidos un solo carril”, esta información fue enviada por Danilo Luna a través de Twitter. Si bien es un dato útil, la información no está bien procesada ni tampoco es clara. Ahí la diferencia entre la labor de un periodista y la de un ciudadano.
El periodista lleva consigo la responsabilidad de lo que publica, el ciudadano no. El periodista debe cuidar su credibilidad, al ciudadano muchas veces no le importa lo que la gente pueda pensar.
Así, las funciones de un periodista y de un ciudadano no son las mismas, bien podrían complementarse, pero la del primero nunca podrá ser comparable ni remplazable con la de un informador.
Ver enlaces: